miércoles, 17 de junio de 2015

RESEÑA DEL COLOR DE LA LECHE


RESEÑA “DEL COLOR DE LA LECHE  DE  NELL LEYSHON

 

MARY Y EL DESEO.

“Yo no recordaba haber pedido ese deseo”, confiesa Mary con  el estupor con que el mundo deja a los seres inocentes cuando descubren la triste realidad que hay más allá de sus vidas y sus almas sencillas. El egoísmo, la maldad, la injusticia, la golpean y despertarán en ella una rebeldía que va a marcar su destino.

 

Una muchacha de quince años cuenta su vida porque puede, porque ha aprendido a leer y escribir; ella lo ha conseguido y no ha sido de forma gratuita. Ha conseguido un poder que otros muchos no alcanzarán nunca y ejerce su voluntad para usarlo. Escribe porque quiere y porque puede. Y nos habla con un lenguaje sencillo, primario. Nell Leyshon utiliza una muy elaborada forma de simplicidad en la expresión que imita la torpeza léxica y gramatical de la muchacha, su incultura, que sin embargo no oculta su gran inteligencia y perspicacia.

 

Quiere la autora con este libro dar voz a quienes no la tienen. Sitúa la acción en la Inglaterra de principios del siglo XIX aunque pudiera situarse en cualquier otro tiempo y lugar, porque lamentablemente siempre y en todas partes hay muchas voces silenciadas.

 

La lectura, algo para nosotros tan común, es una ventana al mundo, a la vida, que para muchas personas estaba cerrada pero la escritura es mucho más, es la única posibilidad de sobrevivir a la muerte, la única de reivindicar el derecho a ser y a que todos conozcan la verdad de esa existencia.

Sin embargo por esa ventana Mary no solo descubre un mundo nuevo sino también que ese mundo no es un paraíso y que en él también reina la incomunicación, lo que la hace añorar su casa y su familia. Frente a la hipocresía y la mentira manifiestas en la sociedad inglesa previa a la revolución industrial, Mary muestra unos sentimientos sinceros, siguiendo el ritmo vital de las estaciones en la naturaleza y habla con un lenguaje libre de connotaciones en un mundo lleno de miserias físicas y espirituales que no conoce el amor, donde solo existe la dominación de unos y la sumisión de otros. Y aunque Mary se doblega, en el fondo es un espíritu libre que solo espera la ocasión de alzar el vuelo. Mary es un ser marginal; es mujer, coja y albina. Ella lo sabe y lo acepta pero en cuanto puede se rebela.

 

Un final duro el de esta pequeña pero intensa novela, duro pero extrañamente esperanzado: la historia acaba en primavera, como empezó, porque la vida sigue y el libro, que ha escrito con gran esfuerzo, está terminado para evitar que el silencio gane la  partida y para dar testimonio de su poder, del poder de su voluntad. El sobrino de Mary, albino como ella, quiere  tal vez simbolizar que los seres puros y extraordinarios nunca  dejarán de existir.

 

  Carmen Truchado